18 de mayo, Solemnidad de la Dedicación de la Santa Iglesia Catedral
Para la Iglesia Católica es tan importante la catedral que cada año se celebra la dedicación de la misma con una solemnidad, evocando así la primera ceremonia que convirtió a este templo en el corazón de la diócesis.
El archivo de la Catedral de Córdoba conserva las crónicas de ese día: “el Emperador Alfonso VII, después de dividir el Reino entre sus hijos, formó un gran ejercito de caballeros y gente de armas, tan grande que era capaz de infundir miedo a quien se le enfrentara. Llegó a Córdoba y estando aún en las cercanías el Príncipe Ibn Ganiya, señor de la ciudad, le entregó las llaves de la ciudad y se convirtió en su vasallo. De inmediato, D. Rimundo, primado y Arzobispo de Toledo, a quien acompañaba el Emperador Alfonso VII, entró en la ciudad y, juntos, se dirigieron a la Mezquita Mayor. D. Raimundo celebró la Santa Misa y el canto de las horas litúrgicas, según costumbre de la Santa Madre Iglesia. Era el 18 de Mayo de 1146.”
En 1146 no existía el actual crucero ni altar mayor, ya que estos se construyen cientos de años después, concretamente en el siglo XVI, por lo que aquel 18 de mayo se consagró catedral toda la Mezquita Mayor, es decir, todo lo que actualmente conocemos como conjunto monumental Mezquita-Catedral.

Existen pocos lugares en nuestra diócesis que hayan acogido tantas vivencias como las que han tenido lugar dentro de los muros de la Catedral de Córdoba. Ha sido la casa de los cristianos de Córdoba en la que se ha celebrado la Eucaristía, cada día, desde hace aproximadamente 800 años, sin contar la celebración de otros sacramentos como bautizos, confirmaciones, enlaces matrimoniales, ordenaciones y diversos encuentros.
La Catedral de Córdoba es el templo madre de nuestra diócesis y el núcleo de su vida religiosa desde hace casi 8 siglos, por eso la “Dedicación de la Santa Iglesia Catedral” se celebra litúrgicamente como solemnidad, no solo en este templo, sino en toda la ciudad y como fiesta, el segundo grado en importancia litúrgica, en toda la Diócesis de Córdoba. Un día para sentirnos orgullosos de nuestra catedral, no solo como monumento, sino como corazón de la vida cristiana de nuestra diócesis.