El famoso villancico de Ramón Medina es una banda sonora que cada Navidad resuena por la calles cordobesas para celebrar el nacimiento de aquel que vino a salvarnos. Su letra repasa uno a uno los diferentes toques de la torre campanario de la Catedral de Córdoba.
Ramón Medina contextualiza este famoso villancico en la noche de Navidad, un momento más que especial para los cristianos. Es el día en que Dios se hace hombre y se acerca al hombre para, desde nuestra misma humanidad, darnos dignidad de hijos de Dios. Desde aquel día en Belén, Dios se hace el encontradizo con el hombre naciendo de nuevo cada vez que tenemos un encuentro con Jesucristo. El encuentro con Dios cambia la vida, te mueve por dentro como esa campana que suena. Así se sintieron los pastores que, siendo los últimos de la sociedad en la que nació Jesús de Nazaret, fueron los primeros en recibir el anuncio de su llegada y los primeros en ir a adorarlo.
Tal y como canta el villancico de Ramón Medina, las campanas de nuestra catedral tienen nombre desde hace siglos: la Asunción, San Zoilo, San Antonio, Santa Victoria, la Campana del Alba, San Rafael, La Gorda (la campana de Santa María), etc. También describe las distintas funciones de esas campanas desde la que toca al alba hasta la que llama a la oración. Del mismo modo, llama también Dios a cada hijo por su nombre para recordarle, a través de la oración, que Cristo camina a su lado y que nunca lo deja solo.

Si paseas por ese tesoro que es el casco histórico de Córdoba y escuchas las campanas de tu catedral recuerda que tienen algo que decirte, que te llaman para algo importante. Cada sonido es la forma de decirte que Dios está siempre contigo y te espera para darte un abrazo de Padre, que somos hijos de un mismo Dios que sale a nuestro encuentro cada día.
Casi 8 siglos llevan tañendo las campanas en nuestra ciudad desde que Fernando III, el Santo, reconquistara Córdoba. Los mismo siglos que el templo que inspirara a Ramón Medina lleva siento catedral y sus campanas llamando a la oración.

Campanas las de la torre, torre de la Catedral, qué bien repicáis a Gloria, qué bien repicáis a Paz, la noche de Noche Buena noche de la Navidad.
El Patio de los Naranjos huele a incienso y a azahar y hasta las doce palmeras se están meciendo al compás cuando repicáis a Gloria cuando repicáis a Paz.
Campanero dime, dime campanero dime por favor: ¿Cuál de tus doce campanas, dime, campanero, repica mejor? Será la San Zoilo, será la de la Asunción será la de San Antonio. Será la de la Ascensión
¿Será la que toca al alba y también a la oración será la Santa María que es su campana mayor? Será, acaso, el campanillo que hay junto al San Rafael que esta noche, pobrecillo quiso repicar también.
Ramón Medina
Una maravilla de villancico de Ramón Medina.
Maravilloso